El mejor mundo posible. Una historia de amor posmoderno

Emilio Lezama

Se conocen en una ciudad extranjera. Poco a poco comienzan a construir un universo propio, lleno de complicidades y secretos compartidos: ese brevísimo reino en el que el amor es soberano. En El mejor mundo posible podrían seguir así para siempre –como un Dante y una Beatriz posmodernos–. Pero éste no es el mundo que conjeturó Leibniz, y en el fondo esta es una novela de desencuentros en la que un idealista se da un duro golpe contra la realidad.

A pesar de sus deseos y sus esfuerzos, ella y él asisten, atónitos, al lento derrumbe de su relación. Para intentar salvar algo de entre los escombros, él emprende una misión que termina por incidir en la historia de un país. Logra acercarse a ella, pero acaso ya es demasiado tarde.

Esta historia busca adentrarse en el terreno de lo posible mediante una investigación sobre el presente: lo que somos y lo que es, pero sobre todo acerca de lo que podría ser, lo que casi pero no. En El mejor mundo posible el “hubiera” sí existe, pero ¿existe ese mundo? 

Fragmentos ilustrativos

«Ojalá el amor fuera tan fácil como la política. Ojalá cada quien pudiera mandar a su delegado para firmar un trato que apaciguara su excesiva emocionalidad.»

«Sería inútil escribir sobre los días en los que no sucede nada. Cocinar, ir al baño, revisar el correo. Nada. En otros tiempos los escritores creaban suspenso alrededor de estos no-hechos (si alguien ya inventó el no-lugar, ¿por qué no inventar el no-hecho?). Ya no, amor posmoderno; el lector de hoy tiene poca paciencia.»

«El Rivotril es un buen aliado cuando estás en la ciudad del novio de tu ex, con ella odiándote, un argentino buscando destruirte, en un trabajo que obtuviste con mentiras, llevando una campaña que no sabes hacer y en medio del estrés de una guerra política cuyo objetivo es nada más y nada menos que el puesto más importante y poderoso del país.»

«Allá abajo, en alguna parte, ella duerme. Si tan sólo Quito pudiera eliminarla de su geografía él podría empezar a sentirse feliz. La ciudad no es suficientemente grande para escondérsela por siempre.»

«La política es el arte de aguantar la injusticia en pos de ser el constructor de tu propia justicia algún día.»

«Odia a Carlos y lo que representa. Es un sentimiento nuevo pero le parece adecuado. Carlos es el prototipo de hombre con el que se debe acabar en este mundo. Aquellos que buscan el poder para producir desigualdad.»

«Un descuido amoroso lo volvió político. Ahora una supuesta cita romántica lo puede volver un traidor.»

«El sentimiento de su propia inexistencia lo vuelve a acongojar, es fácil pretender que no existe, que todo está normal, que su vida y sus decisiones no tienen consecuencias. Es fácil pretenderlo, pero la realidad no deja de dictarle que está en Quito porque tomó decisiones y que está ahí para seguir tomándolas.»

«¿Será que ella deambula por ahí? En la distancia observa una silueta. Su cuerpo se incendia por dentro. ¿Será realmente ella? Intenta acercarse pero la figura se sube a una bicicleta y desaparece en la penumbra. Hoy el parque es una guarida de todos los secretos que se guardan en Quito. Ella quizá sea uno de ellos.»

«No te has dado cuenta pero tú eres la prueba de que Leibniz se equivocó, tu mundo no es el mejor, casi lo es, como esa canción que te gusta tanto.»