Diatriba de la vida cotidiana y otras derrotas civiles

Rafael Pérez Gay

La otra noche soñé con un grabado de André Brouillet: La leçon clinique du docteur Charcot. En la escena del grabado puede verse al afamado doctor Charcot dándole una lección a sus alumnos con el objeto de estudio ante sus ojos. Con el dedo índice, el docteur Charcot les muestra a sus estudiantes los estragos de una terrible enfermedad nerviosa en el cuerpo de una mujer que acaba de sufrir un desmayo. En el grabado, todos los médicos parecen más bien meseros de algún café parisino del siglo XIX francés, uno de ellos hasta tiene puesto un delantal. Otro de los médicos se rasca la cabeza aturdido por la confusión y parece más bien un paciente sacado del pabellón de urgencias de neurología.
“Diatriba de los sueños”

Según mis cálculos, el psicoanálisis ha demostrado en muy pocos años como ninguna otra disciplina moderna, su absoluta inutilidad. Los años setenta y ochenta en México y, sospecho, en el mundo entero, son una prueba irrefutable de que la verdadera vocación del psicoanálisis es el fracaso.
“Diatriba del psicoanálisis”

¿Cómo creerle a Balzac? Ese gordo encafeinado de barba rala a quien sólo le interesaban el periodismo, el dinero, las fiestas de los salones de Sophie Gay y navegar por la Loire con madame Berny. Es cierto que ya había escrito Las pequeñas miserias de la vida conyugal (¿pequeñas?), pero en el fondo defendía su Fisiología temprana como un niño sus juguetes viejos. Ese gordo genial no sabía nada del matrimonio cuando escribió sus cavilaciones fisiológicas.
“Diatriba del matrimonio”

Una declaración de Luis Buñuel se me había pegado como lapa en la memoria. En ella, Buñuel decía que una de las cosas que más le agradecía a la vejez era haber derrocado a ese tirano que gobernó su vida genial sin piedad y sin descanso: el sexo. Detrás de esta catedral de sabiduría asomaba en mi cabeza la luz instantánea de un aforismo de Samuel Beckett: “There’s not love; only fucking”.
“Diatriba del sexo”, pág. 131