El virrey y el capellán. Revilla Gigedo, Alzate y el censo de 1790

Antonio Saborit

El virrey y el capellán recupera para la historia cultural mexicana un episodio clave, hasta hoy a buen resguardo en los archivos o bien apenas visto y dicho desde la historia demográfica: la polémica en que se trabó el virrey Revilla Gigedo con el editor de La Gazeta de Literatura de México, José Antonio de Alzate, una vez que este hombre de letras tuvo la osadía de cuestionar y hacer pedazos el resultado del padrón de población de la capital de la Nueva España de 1791. El episodio mismo ilumina en todos sus detalles las dimensiones de la cultura letrada en Nueva España y la compleja naturaleza de la Ilustración en América. En cambio, la polémica entre Revilla Gigedo y Alzate pone al descubierto la intensa vida intelectual de la capital del virreinato en las postrimerías del siglo xviii. Las aristas de su ardua geometría tocan al Estado puesto a contar y medir lo que tiene por suyo, súbditos y territorios; las actividades literarias entre las minorías dinámicas urbanas; la erudición, la curiosidad y el coleccionismo; el inicio de la secularización de la esfera pública; la defensa de cuanto puede ser útil para los más por encima del descarado provecho individual; el roce entre la modernidad de las políticas impulsadas por Carlos iii y el documentado realismo criollo; el menosprecio de América y la alabanza de su Paraíso. Durante meses, el virrey y el capellán integraron, cada cual desde su informada intransigencia, un expediente fuera de serie que demandaba el concurso de una mirada asimismo fuera de serie.

Fragmentos ilustrativos

«Un dominio, a los ojos de Revilla Gigedo, que rara vez había conocido un gobierno con tono y energía, en el que estaban bien arraigadas la desidia y la inacción en perjuicio del soberano y del público todo, y en donde por tanto carecían de fuerza las leyes y las órdenes, además de que hasta en el último rincón se experimentaba el acre aroma del atraso.»

«La pasión de Revilla Gigedo por descubrir defectos de administración y necesidades de reforma perseguía un objetivo: “facilitar el mayor fondo del erario”, para lo cual consideró indispensable una “administración mas progresista y facil de sus Rentas”.»

«Un tema relacionado con dotaciones, beneficios y erogaciones no sólo enfrentó al virrey y al capellán Alzate a lo largo de numeroso meses, sino que transformó a este último en una figura más bien conspicua en la ordenada Secretaría de Cámara»

«Y la voz censo, tanto entre los españoles del siglo XVIII que formaron el Diccionario de la lengua castellana como entre los romanos de la antigüedad, era el padrón o lista de las personas y haciendas.»

«Alzate confió a su escritura la convicción de que la vida en América, lejos de transcurrir bajo la maldición de lo yermo gozaba de la bendición de la abundancia.»

«Alzate es el vocero de las nuevas ideas y del remedio a la necesidad, el científico capellán y el cristiano obediente, paseante y satirista, el lector y el traductor. Lo que reconocían o criticaban sus contemporáneos era la naturaleza particular de los empeños de Alzate; en cambio, la novedad y la relevancia de lo que Alzate estaba haciendo entonces pasó en buena medida inadvertido.»