Homo stupidus

Alberto Isaac

  • ISBN: 968-493-333-9
  • Precio aproximado: $89.00
  • Presentación: Impreso
  • Número de páginas: 185

**Alberto Isaac murió en el mes de enero de 1998, cuando este libro se encontraba en plena factura. Valga esta edición como un homenaje a su memoria.

En fin, aquí está, recién nacido, un nuevo libro. Yo soy el primero en preguntarme ¿y quién necesita un nuevo libro de Alberto Isaac? Es más, ¿quién necesita OTRO libro? Ya Gabriel Zaid con certera ironía denunció los demasiados libros. Un libro más, en un país donde virtualmente nadie lee. Pero somos persistentes, seguimos haciendo libros e hijos, con una voluntad y un empeño que uno debería tener para sembrar más árboles –que sí se necesitan. Hay libros −¡ay tantos!− que uno no acaba nunca de leer (cuando menos yo). No tolero más libros que me mientan sin chiste, que me irriten sin provocar reflexión, o que simplemente me aburran. Me he vuelto intolerante con mis lecturas. Ahí están, al fin y al cabo, mis 30 o 40 libros inagotables: Tolstoi, Shakespeare, Conrad, Chéjov, Galdós, Borges, Simenon, Saramago, Nabokov, Cortázar, Dickens y otros cuantos más. Y media docena de poetas –casi todos muertos. No estoy cerrado tercamente a los nuevos libros. Veo uno, o me recomiendan uno y acabo leyéndolo. Eso sí, si no me conmueve, me intriga o me emociona, lo tiro o lo hago a un lado. Lo dicho: me he vuelto intolerante. Todo esto viene a cuento porque pretendo, nada menos, que este libro no entre en la categoría de los tirables. Quiero que le diga algo al lector, que haya páginas que no sólo lo hagan sonreír sino que le provoquen la luz de la reflexión, o el chispazo de la identificación.

Los buenos libros de humor son escasos. Los imprescindibles: Steinberg, Sempé, André Francois, Scarfe, Arno, Searle, Larsen, Chumy Chúmez, Forges.

Y los buenos libros latinoamericanos de humor son aún más escasos. Los de primera clase, aclaro. Será porque las revistas y diarios desde el Bravo hasta la Tierra de Fuego no suelen publicar mucho humor gráfico sin implicaciones políticas.

¡Qué más quisiera uno que más colecciones de caricaturas de Rius! (especialmente las que no contienen fervorines ideológicos), o los muy gozables libros de Aragonés, Quino, Fontanarrosa, Palomo y unos cuantos más. Bueno, todo eso es para decir que la publicación de esta colección de cartones −casi todos originales y algunos ya aparecidos en Novedades, Ecos de la Costa, Expansión y Dicine− me halaga el ego y me causa alivio. (Eso dicen, por cierto, las parturientas.) Ojalá, lector, que este libro te haga cosquillas, que te sea grato el buceo por el insondable arcano de la estupidez humana.

Alberto Isaac. Comala, febrero 1997.