Ligeros de equipaje. Cuentos de viajes y viajeros

Jorge A. Abascal Andrade

Mónica Lavín

  • ISBN: 978-607-8564-30-9
  • Precio aproximado: $230.00
  • Presentación: Impreso e ebook
  • Número de páginas: 200
  • Libro electrónico: Disponible

El viaje, siendo desplazamiento, es lo que más cerca nos coloca de nosotros mismos, en un diálogo íntimo y refrescante donde nos preguntamos quiénes somos. Por su naturaleza de novedad y de situación fuera de la rutina, es tema recurrente en el cuento desde muchas tradiciones. El cuento incluso puede revelar que el viaje no necesita el traslado en el espacio.

Ante el reto de viajar por miradas literarias diversas, convocamos a algunos escritores mexicanos a participar en esta reunión de cuentos sobre viaje. Y para nuestro halago y sorpresa hemos llenado el cupo del barco que ahora zarpa con estilos, propuestas, recorridos urbanos, náuticos, en trenes, por geografías locales y extranjeras, para azuzar nuevas preguntas y curiosidades.

Mudar de escenarios, mudarse para continuar o para detenerse, para comenzar, para saber o para huir, estos quince cuentos nos señalan la vida que se mueve y lleva en su cresta azarosos encuentros, peculiares descubrimientos. Suba a estas historias, comenzamos el viaje, pero venga ligero de equipaje, cuando incursione por estas páginas irá llenando su maleta. Bienvenido a bordo.

Fragmentos ilustrativos

«Echó un vistazo a la tira de estaciones y contó las que aún tenía por delante. Al hacerlo, descubrió en el cristal de la ventana los ojos del hombre que estaba a su lado. La miraba expectante, como si supiera que en cualquier momento ella se levantaría, alejándose, huyendo de él.» —Ana Clavel.

«Una idea me tomó desprevenida: ¿y si los misterios del viaje no hubieran existido más que en la ilusión de los que han relatado sus viajes?» —Rosa Beltrán.

«Cuando vi el mapa en la pantalla de la computadora supe que ese viaje sólo podía ser con ellos, para regalarles el agotamiento de los pasos y la visión amplia desde los senderos.» —Edmée Pardo.

«Macarena empezó a sollozar y a temblar, arrepentida de haber vivido esa noche de muchos meses atrás, que la había llevado en ese instante a entender en qué consiste el infierno.» —Jorge A. Abascal Andrade.

«¿Dónde empieza el viaje? ¿Con su imagen en el andén cubierto por el abrigo negro, las canas asomando por debajo del sombrero oscuro y la rosa en la mano? ¿O antes?» —Mónica Lavín.

«Viajar es algo más fundamental, moverse a través del tiempo y del espacio, incidir en las leyes de la velocidad y la luz, dejar detrás lo uno y andar hacia lo otro.» —Edson Lechuga.

«Cuando me acomodé en la litera y apagué la luz, comprendí que aquel gabinete de ferrocarril había sido ocupado muchas veces y que los cojines, las cortinas, los rincones conservaban voces antiguas.» —Felipe Garrido.

«Algunos han sobrevivido a la experiencia pero, con el precio de la locura o la amnesia, salen de ahí sin saber quiénes son, a marchitarse lentamente entre burlas y exámenes psiquiátricos; otros optan por seguir viajando, sin poder detenerse ya, como si huyeran de algo.» —Eduardo Sabugal.

«¿Entiende usted, Horacio? Éste es el país de la escritura humana, podríamos decir, y es vasto. Yo no conozco las ciudades más remotas y, probablemente, no me las podría imaginar…» —Alberto Chimal.

«Dentro del auto todo se ha diluido pensando que Malinalco es la entrada a otra dimensión más trascendente de la que vivimos a diario.» —Omar Nieto.

«De mis caminatas por Manhattan no queda casi nada para escribir. Todo se reduce al gozo de la experiencia, al placer visual, al sentimiento de que estoy en un ambiente diferente al mío.» —Marco Tulio Aguilera Garramuño.

«La neta no me acuerdo en qué antro o cantina nos metimos ni hasta qué hora estuvimos. Yo estaba tan malviajado que tomé puro refresco y creo que ya no hubo más incidentes. Y habría terminado por olvidar la anécdota si no fuera por el mail que me acaba de mandar Coral.» —Raquel Castro.

«Escarbamos en la memoria hasta llegar a los tiempos niños y el recuerdo venía a cuento porque hablábamos de ese refugio mental o “momento feliz” que algunos psicólogos recomiendan buscar en el pasado justo cuando las cosas no están bien en el presente. En su infancia había nieve y en la mía, Bowie.»  —Paola Tinoco.

«Los motivos pudieron ser infinitos, da lo mismo. El caso es que en cinco municipios no hubo ni una hormiga lista para escuchar mi lectura.»  —Jaime Muñoz Vargas.