Márcame, amo. La verdadera historia de Keith Raniere y sus esclavas mexicanas

Roberta Garza

Márcame, amo es una recolección de las explosivas revelaciones alrededor del juicio de Keith Raniere, llevado a cabo entre mayo y junio de 2019 en la corte este del Estado de Nueva York. En sus páginas están los antecedentes del grupo que formó alrededor de él, sus cómplices y víctimas principales, y los mecanismos que le permitieron a Raniere convertirse, de un estafador de ligas menores, en el líder de una peligrosa secta de esclavas sexuales con presencia en Canadá, los Estados Unidos y México.

La única manera de neutralizar a los monstruos que viven entre nosotros, de resguardar quizá a alguna futura víctima advirtiéndole lo que le puede esperar, es encendiendo la linterna y apuntándoles la luz. Con el silencio culpable, complaciente o avergonzado cuentan los depredadores de cuerpos y almas de este mundo. Por eso debemos hablar de ellos.

Fragmentos ilustrativos

«La debilidad del propio Raniere es tan evidente que verla no requiere de gran esfuerzo: una urgente necesidad de reconocimiento, de fama, de la adoración del público que su apariencia, talentos y modales ordinarios nunca hubieran podido lograr por sí mismos.»

«Jness se vendía como un curso para que las mujeres alcanzaran la plenitud, y DOS como una sororidad de empoderamiento femenino. Incomprensiblemente, esa misoginia rabiosa fue abrazada por las mujeres del grupo como lo más sagrado.»

«Lo que distingue a NXIVM de cualquier otro programa de superación personal, ubicándolo certeramente en el ámbito de los grupos con características religiosas o de culto, es la desensibilización al rechazo de comportamientos no sólo criminales sino inhumanos: los valores éticos se vuelven, en el universo de Raniere, parámetros utilitarios y autorreferenciales.»

«Raniere diría a Bronfman que era válido usar métodos antiéticos para construir un mundo ético.»

«Uno de los talentos de Raniere es, poniendo la mirada en el infinito y aparentando ser un escucha paciente e imperturbable, el saber encontrar y explotar las debilidades emocionales de sus interlocutores, los activadores neurálgicos del dolor, la culpa y la ambición.»

«Es común, en el caso de sectas o cultos, ubicar el epicentro del horror en los delitos sexuales cometidos por sus líderes. Pero éstos son meros síntomas o consecuencias, como tantas otras, de la raíz del mal: el abuso de poder, la coerción impune y la manipulación de las conciencias. El viaje hacia la sumisión psíquica sigue varios pasos.»

«En algún momento Raniere cayó en cuenta de que las estructuras piramidales podían usarse lo mismo para vender cupones de descuento que para crear grupos de esclavas sexuales.»

«Al recibir la invitación de unirse al grupo, se le decía a la candidata, quien con frecuencia pasaba entonces por un momento vulnerable, que había una sororidad que cambiaría su vida; que todas sus metas estarían por fin a su alcance y que allí aprendería la verdadera naturaleza de su femineidad.»

«Raniere debía ser el centro de su vida, el dueño absoluto de sus cuerpos, por sobre sus padres, sus hijos, sus hermanos o cualquier otra persona o cosa. Ése era el fin último de DOS.»

«En el centro de la recámara designada de la casa había una cama de masajes. Se desnudaron todas. Por turnos, recitaron la fatídica frase de “Por favor, márcame, amo, será un honor, un honor que quiero llevar por el resto de mi vida”.»

«Quienes no han tenido experiencia con sectas o grupos religiosos se asombran de la manera como las víctimas parecen obedecer mansamente las peores demandas de sus victimarios. Lo que hay que recordar es que esta sumisión no se da de manera súbita, ni en el vacío: hay un trabajo previo de aislamiento, de desintegración del sentido del yo y del sentido de la realidad que, tarde o temprano, logra romper todo juicio.»