Alegato por la deliberación pública

Raúl Trejo Delarbre

Campañas electorales abrumadoras por spots abundantes pero tan breves que en ellos resulta imposible articular una idea argumentada, comentarios periodísticos que ofrecen veredíctos pero no razones, silencios e imprecaciones en los más variados ámbitos, confirman el abatimiento del debate público.

Sin deliberación no hay democracia. Pero a la deliberación se le arrincona y se le rehúye, tanto en los medios de comunicación como en los partidos, el Congreso y en nuestras universidades, entre otras zonas del espacio público.

Deliberar, implica «considerar atenta y detenidamente el pro y el contra de los motivos de una decisión, antes de adoptarla». La vocación mediática por el espectáculo y el estruendo, las intolerancias habituales en el quehacer político y la indolencia argumental de dirigentes y gobernantes, hacen infrecuente esa conversación abierta a las ideas de unos y otros.

Pugnar por la deliberación pública es hacerlo por una democracia de ciudadanos. Ésa es, ni más ni menos, la apuesta de este libro.