Parque México. Historias de petroleros y vagabundos anarquistas

Saúl López de la Torre

Pieza tras pieza, Parque México es un rompecabezas construido y ensamblado en el transcurrir de tres lustros. La disciplina del ejercicio diario me insertó en los senderos del Parque, como un elemento tenaz del paisaje. Esas jornadas de catorce horas, repartidas entre mi trabajo de petrolero en PEMEX y el terco reforzar los latidos de mi corazón en el Parque México, abrieron mis ojos aquí y allá para aprehender conocimiento y emoción.

En las páginas de Parque México se vive la intensa emoción de rascar las tripas de la Tierra para descubrir los veneros de petróleo, extraerlos y procesarlos. Y, en un discurrir paralelo, aquel resumidero de recuerdos, ideas y fantasías de los vagabundos entreverados con árboles, perros, hormigas, pájaros.

En este ejercicio prodigioso de la memoria desfilan comandantes de guerras perdidas y partidarios de la anarquía y de las matemáticas; petroleros leales a PEMEX y a México; burócratas saboteadores del erario, adormilados en los puestos de trabajo, sableadores de la productividad y cómplices del “aire fétido del ocio”. Y hasta perros soberbios, nostálgicos, enérgicos.

Fragmentos ilustrativos

«La mente vuela sin desgarraduras tras los vislumbres de la libertad. En la cárcel retomé la ilusión de la poesía, para no cargar como una viga en la nuca el peso durísimo de los muros.»

«Elaborar frases, recrear un personaje o un suceso, un paisaje, un ambiente, es volcar lo que se ha conocido. Y durante el proceso de escribir uno va poniendo en bocas ajenas su palabra, zurciendo en otras mentes los pensamientos de la nuestra.»

«Vivir tanto tiempo sin caminar y con el corazón reforzado es consecuencia de conocer cómo funcionan los órganos vitales, la disciplina y el celo para preservarlos aptos y optimistas.»

«Los pobladores del entorno de los parques México y España lo han adoptado: son felices cuidándolo. Tales de Mileto es el perro más distinguido del barrio, pero a él le entusiasma la manera de entender el anarquismo del Comandante Remigio, la persistente encarnación de sus ideas vanguardistas.»

«Soñaba ser amante de La Flaca, inflamarse, trabarse y hacer implosión en las cálidas honduras de sus cavidades, allí, en la banca del Parque México. Mandar al diablo la leyenda moralina del general Serrano que le hiere los ojos: Se ruega hacer buen uso de las bancas

«La desesperanza y la desolación han erigido a los perros en entes sagrados: su excremento, sus alergias, sus estados de ánimo, su vestuario, su educación, sus dietas, son los asideros a la vida de los personajes que se han integrado al paisaje del Parque con más fuerza que las flores, los árboles, las fuentes, el lago, el teatro al aire libre, los andadores, las placas y las bancas de concreto.»

«Comprendí que esta industria todos los días te enseña algo, porque desafía la inteligencia y pone a prueba el valor de la disciplina. Y que el petróleo es una materia fascinante, adictiva.»

«Mi madre elevó su grito de protesta en las calles de la Ciudad de México, junto a centenares de mujeres y hombres que compartían su situación: padres, hermanas, esposos, amantes, de millares de jóvenes asesinados despacio, interrogándolos con saña sistemática mientras morían y desaparecidos en la panza oscura del mar por querer instaurar el socialismo en nuestro país.»

«La forma en que creció la industria petrolera en las zonas viejas, desde la época de las compañías, no daba lugar a la oposición de la gente. Lo federal pegaba mucho, era como sagrado. Y si te ponías remilgoso te atenías a las consecuencias, porque entonces la decisión de perforar un pozo o de instalar una refinería se imponía por la fuerza. No había conciencia ambiental, de la ecología.»

«Agotado el petróleo amainará el torbellino de nuestra existencia y del discurrir del tiempo. Volveremos a la autosuficiencia alimentaria, al taller del barrio, a la tienda de la esquina, al convivir puramente imaginario con los habitantes de lugares remotos.»